By Ana B. Ibarra November 21,
2019
A
partir de enero de 2020, los adultos jóvenes podrán inscribirse en el programa
de Medicaid de California, independientemente de su estatus migratorio.
Sin
embargo, surge una pregunta central: ¿lo harán?
Algunos
jóvenes ya están diciendo que no se inscribirán para tener cobertura pública
porque temen que las políticas federales de inmigración puedan luego
penalizarlos, aunque ese temor podría ser infundado.
Además,
está el tema de la edad. Los adultos jóvenes, inmigrantes o no, son
notoriamente difíciles de convencer de la necesidad de un seguro de salud. La
industria de seguros incluso ha acuñado un término especial para ellos: “jóvenes invencibles”.
“Los
adultos jóvenes, indocumentados o no, tienden a considerarse saludables”, dijo
Cathy Senderling-McDonald, subdirectora ejecutiva de la County Welfare
Directors Association de California, que representa a los directores de
servicios humanos de los condados. No piensan que es algo que deba
preocuparlos.
Medi-Cal
es la versión de California del programa Medicaid para personas de bajos
ingresos. En mayo de 2016, el estado comenzó a ofrecer cobertura completa de
Medi-Cal a niños y jóvenes inmigrantes sin papeles hasta los 19 años,
financiada con fondos estatales. Casi 129,000 se inscribieron en el programa en
marzo de 2019, según los datos más recientes disponibles.
Cuando
debatieron el presupuesto, este año, los legisladores votaron para usar más
dólares estatales para expandir el programa a todos los adultos elegibles por
ingresos de entre 19 y 25 años, lo que convertirá a California en el primer
estado en ofrecer cobertura completa de Medicaid a inmigrantes adultos
indocumentados. El Departamento de Servicios de Atención Médica del estado
espera inscribir a unos 90,000 adultos jóvenes en el primer año.
De
ellos, casi el 75% están inscritos actualmente en una cobertura limitada de
Medi-Cal, que incluye atención de emergencia y del embarazo. El departamento
dijo que planea transferir a esas personas a una cobertura integral.
Funcionarios
de salud y defensores de los derechos de los inmigrantes tendrán que ver la
forma de persuadir a todos los demás que son elegibles para que presenten sus
solicitudes.
Los
adultos inmigrantes indocumentados constituyen la mayoría de la
población de California sin seguro de salud, alrededor del 58%,
según el Insure the Uninsured Project.
“El
mensaje que debemos difundir es que hay que pensar en la prevención y las
condiciones crónicas, que podrían desarrollarse temprano en la vida”, dijo
Jeffrey Reynoso, director ejecutivo de la Coalición Latina para una California
Saludable.
Para
llegar a los adultos jóvenes, las redes sociales son clave, agregó Reynoso. Su
grupo está creando un conjunto de herramientas, que incluye fotos para
Instagram y ejemplos de tweets, que estarán disponibles para las organizaciones
que forman parte de la coalición.
También
planea usar la radio y los medios étnicos, en cooperación con otros grupos, con
el fin de difundir el mensaje entre las familias, para que padres y abuelos
puedan alentar a los miembros más jóvenes a inscribirse, explicó.
“No
podemos usar los medios tradicionales para llegar a esta población”, opinó
Sarah Reyes, directora de comunicaciones de California Endowment, una fundación
que promueve la cobertura de salud para todos los californianos,
independientemente de su estatus migratorio. La entidad también está planeando
postear mensajes en las redes sociales y anuncios de radio en estaciones que
escuchan los más jóvenes, y está diseñando anuncios para exhibir en tienda y
mercados, dijo Reyes.
Aquellos
que ganan hasta el 138% del nivel federal de pobreza ($17,237 para un individuo
y $35,535 anuales para una familia de cuatro) son elegibles para Medi-Cal.
Pero la
edad no es una barrera tan grande para la inscripción como el miedo a la
retórica y las políticas federales de inmigración, dijo Sarah Dar, gerente
senior de salud y beneficios públicos del California Immigrant Policy Center.
Por
ejemplo, desde 2017, la administración Trump ha estado tratando de cancelar el
programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), que
permite a algunas personas indocumentadas (conocidas como “dreamers”), cuyos
padres los trajeron al país cuando eran niños, vivir y trabajar temporalmente
en el país. El destino del programa está ahora en la Corte Suprema de los
Estados Unidos, que escuchó los argumentos orales del
caso el 12 de noviembre.
La
administración Trump también está tratando de expandir su regla de “carga pública”,
lo que permitiría a los funcionarios de inmigración negar más fácilmente la
residencia permanente a quienes dependen de ciertos beneficios públicos, como
Medicaid. Los jueces federales bloquearon temporalmente su entrada en vigencia,
que iba a ser mediados de octubre.
Pero
los temores pueden estar equivocados, dijo Dar. Los “dreamers” ya son elegibles
para Medi-Cal si cumplen con las pautas de ingresos. Y solicitar Medi-Cal no
pesaría en contra de los adultos jóvenes indocumentados, si llegaran en el
futuro a poder aplicar para la residencia permanente, porque su cobertura se
pagará con dinero estatal, no federal, agregó.
“Necesitamos
transmitir un mensaje claro de que la carga pública no debería ser una
preocupación”, dijo Dar.
Esmeralda,
de 20 años, de Santa María, California (se usó solo su nombre de pila por su
estatus legal), trabaja recogiendo fresas y asiste a la universidad comunitaria
cuando no es temporada de cosecha. Necesita anteojos y ha luchado contra el
dolor de espalda desde que era una niña en México. A veces tiene que dejar de trabajar
por un día a causa del dolor.
La
última vez que fue al médico fue hace casi cinco años, cuando comenzó la
escuela en los Estados Unidos y tuvo que vacunarse, contó. Dijo que le gustaría
inscribirse en Medi-Cal pero que esperará para ver cómo funciona el proceso
para otros. También quiere estar segura que su información personal estará a
salvo de los oficiales de inmigración.
“Esperaría
para asegurarme que no haya problemas”, dijo en español. “Obviamente, siendo
indocumentado, hay miedo”.
Esta
historia de KHN fue publicada primero en California
Healthline, un servicio de la California Health Care Foundation.
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